Hola, soy Sonia Rayos, arquitecta.

Hace más de veinte años que me dedico a la arquitectura como proyectista, como directora de obras y como docente, pero yo siempre cuento que estudié danza clásica, danza contemporánea, ingeniería técnica y arquitectura, por ese orden. Y añado el término bailarina a mi CV, un concepto que quizá no tiene nada que ver con el trabajo productivo de un arquitecto pero sí con mi forma de relacionarme con el espacio y con todas las disciplinas que, de una forma o de otra, me han interesado.

Me gusta hablar del arquitecto como el hacedor de espacios o como el coreógrafo de una obra. Es un concepto que habla del proceso creativo desde la humildad y que convierte al arquitecto en un posibilitador, más que en un creador. Y me gusta entender la arquitectura como el inicio de una transformación, lo cual lleva implícito la apropiación del espacio.

Durante todos estos años he trabajado principalmente en la realización de proyectos de vivienda unifamiliar: reformas y obras nuevas. Me gusta cuidar el detalle, proyectar mediante planos continuos, geometrías y volúmenes limpios que generen amplitud, apostar por materiales nobles, evitar los impostados y diseñar por y para las personas.

Me parece fundamental respetar los modos de habitar de cada unidad familiar; el trabajo en equipo del tándem promotor-arquitecta es fundamental a la hora de crear hogar. Por eso no puedo ni quiero abarcar muchas obras al mismo tiempo, porque cada proyecto lo mimo como si fuera para mí.  

Actualmente investigo sobre la relación entre el cuerpo y el espacio, la danza y la arquitectura. Estoy escribiendo un ensayo en torno a estas materias, un encargo editorial que se llamará Coreografías de lo cotidiano. 

El arquitecto como el hacedor de espacios o como el coreógrafo de una obra.